_Celia Guerra BFRP
Uno de los pilares fundamentales donde se asienta la aplicación de las flores de Bach es el ejercicio de una autoridad sana. Aprender a establecer límites, dejar claras las ideas y expectativas, la libertad de hacer o no hacer, el derecho a recuperar los fragmentos de nuestra personalidad que vamos perdiendo por miedo al abandono o al rechazo.
Si no ejercemos este derecho a ser nuestra propia autoridad otros lo harán.
Cada persona con mayor o menor complejidad, está dotada de un carácter particular, de unas formas concretas.
Conviértete rectamente, en tu propio dueño gobernando el timón de tu barco por los encrespados mares de la vida sin dejar el timón en manos ajenas”
Edward Bach
Siguiendo esa dirección única se puede aprender a disfrutar de la soledad a ser una persona autónoma al mismo tiempo que establece vínculos saludables.
Existen estados emocionales que obstruyen esta conexión sana con la autoridad interna, por ejemplo, CENTAURY que tiende a ceder su terreno a otras personas, a olvidarse de sí para complacer a los demás CERATO que tiene más en cuenta el consejo de todo el mundo antes que a sus propias corazonadas, LARCH que padece sus propios agravios comparativos, CHESTNUT BUD, el eterno aprendiz que se olvida de todo lo que ya vivió y padece de una inexperiencia injustificada.
En el otro lado está la flor de Bach VINE representante de las actitudes tiránicas pero que observada en su aspecto positivo es la maestra de una sana autoridad interna: saber organizar, ser firme sin perder la sensibilidad y el contacto, ser equilibradamente autónomo, saber lo que se quiere y que dirección tomar en cada momento.
Bach lo dijo así:
“Desarrolla tu individualidad, libérate progresivamente de las influencias que te alejan de los dictados de tu alma. Conviértete rectamente, en tu propio dueño gobernando el timón de tu barco por los encrespados mares de la vida sin dejar el timón en manos ajenas”
Espero te sirva