“Todo el mundo debería de recibir una ovación del público puesto en pie al menos una vez en la vida, porque todos vencemos al mundo”
Auggie Pullman
La infancia está asociada a la pérdida, sin duda, ir dejando atrás etapas y vivencias antiguas es parte de la evolución.
Si el mundo fuera perfecto, todas estas secuencias vivenciales fluirían armoniosamente hacia adelante, cuerpo, mente y emociones desplegarían sus potenciales y cada experiencia dolorosa se transformaría en un suave aprendizaje.
Sin embargo, más allá de esta visión “clematica” de la vida cada persona ha de enfrentarse a las huellas que marcaron su destino y forjaron con fuego su identidad, sus relaciones y conceptos.
-Mientras que “haber sido herido” es inevitable y puede orientarse hacia el autodescubrimiento, permanecer en el dolor, “respirar por las heridas” puede atrapar al Ser en la repetición sin fin de sentimientos íntimos de indigencia emocional por mucho éxito exterior que se llegue a lograr.
-La confusión, incoherencia y respuestas ilógicas de aquellos adultos, también heridos, que acompañaron la infancia, pueden haber quedado grabadas en el niño que se fue como huellas indelebles de desamor y desempolvarse cada vez que en el presente un gesto o circunstancia los activen convirtiéndose en los protagonistas del presente.
-Transitar por la senda de la sanación con LAS FLORES DE BACH permite rescatar al alma herida de su secuestro, liberar las huellas de paralización, de pánico ansioso –Rock Rose-, o quizá de enojo continuo – Holly– o de una conmoción que endurece y bloquea la posibilidad de ser consolados –Star of Bethlehem
Las Flores de Bach pueden comenzar a liberar los nudos de angustia –Sweet Chestnut– manifestada desde el miedo, los conflictos o la frustración, además de extender la comprensión y el despertar de la sabiduría innata.
Descubre tus flores de Bach por menos de lo que crees.
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